Hace 4 meses, cuando para millones de ciudadanos de nuestro país iniciaba un temido y desconocido periodo de aislamiento, Martha Lucía González fue vinculada a Empresas Públicas de Armenia, EPA, como operaria de barrido o, como muchos los llaman de cariño: “Escobitas”.
Ella, es una mujer de 46 años que vive en el Barrio Santander de Armenia. Es un tanto bajita, pero de gran compromiso con su trabajo, pues todos los días, desde las 4:00 de la mañana, está de pie, lista para abrigarse con su armadura verde y salir a poner la casa en orden.
Su familia es grande. Junto con su esposo, que falleció hace 4 años, tuvo 7 hijos, de los cuales continúan con vida 6. La más grande es una mujer, de 28 años, que es su mayor apoyo con las obligaciones del hogar; en especial, con la alimentación de sus hijas menores de 17, 15, 8, y su última “bendición”: dos mellizos hombres que ya tienen 5 años.
“Mi trabajo inicia a las 6:00 de la mañana en el norte de Armenia por el sector de la locomotora. Allí, empiezo el descenso hacia la Plazoleta Andina, en sentido norte sur, en contravía al desplazamiento de los carros para mayor seguridad y control”, asegura Martha.
Barre, recoge basura, arena, hojas y desmoña andenes; es decir, rapa las malezas que aparecen entre las rendijas de los adoquines. Su día laboral termina a las 2:00 de la tarde después de realizar el mismo recorrido, pero a la inversa sobre el carril contrario.
Su trabajo
De su trabajo en cuarentena destaca la tranquilidad, mientras el aislamiento fue estricto. “Yo me sentía muy segura en realidad, pues el riesgo mayor es la gente porque nosotros trabajamos muy aislados y no tenemos contacto directo con nada. La empresa nos hace mucho énfasis en el lavado de manos, el uso de gel, nos toman la presión todos los días, nos entrega guantes, tapabocas, uniformes, gafas y todas las herramientas necesarias para el trabajo” cuenta.
Martha agrega que se siente feliz de pertenecer al equipo de Empresas Públicas de Armenia: “he trabajado en muchas partes, pero en realidad EPA me ha parecido la mejor empresa; nos cuidan, el sueldo siempre es al día, los compañeros son todos muy queridos, la verdad es que somos como una familia”.
Resalta que durante el tiempo que tiene como operaria de barrido ha visto, con curiosidad, cómo cambian las dinámicas de los sectores. “En el norte, la gente es un poco más ordenada. La limpieza es, en especial, arena y hojas; cosa que cambia en los barrios del sur, donde toca recoger desde heces de perros hasta basura, tapabocas y material riesgoso para nosotros como jeringas y preservativos usados”.
Luego de contar un poco de su vida y su trabajo, esta heroína, de armadura verde, extiende una invitación a los ciudadanos para que se queden en casa, de ser posible; a cuidarse para cuidar a los niños y a los abuelos y a afrontar este momento de vida con la mejor cara, pues dice “a nosotros los cuyabros nada nos queda grande”.