El suicidio se ha convertido en una problemática de salud pública que afecta tanto a individuos, como a familias y comunidades. Pese a que es un fenómeno complejo, resulta importante considerar que es prevenible. Enfocado en ello, socializar las señales de alerta puede contribuir a minimizar el riesgo de un comportamiento que atente contra la vida.
En el marco de la conmemoración del día mundial para la prevención del suicidio, la Secretaria de Salud adelantó diferentes capacitaciones sobre conducta suicida e intervención en crisis, con actores del sistema de responsabilidad penal para adolescentes. Actividad que permitió socializar dos temas fundamentales para la detección oportuna y la prevención de estos comportamientos.
- Algunas señales que pueden ayudar a identificar una persona en riesgo:
Comentarios o verbalizaciones negativas sobre sí mismo o sobre la vida: “Mi vida no tiene sentido” “No sirvo para nada” “Lo mío no tiene solución”.
- Despedidas verbales o escritas.
- Comentarios relacionados con el acto suicida: “No deseo seguir viviendo”, “Quiero descansar”.
- Cambios bruscos de comportamiento: aumento de la irritabilidad e ingesta de bebidas alcohólicas en cantidades superiores a las habituales y con mayor frecuencia.
- Lesiones recientes en el cuerpo.
- Regalar objetos muy preciados.
- Preparación de documentos para cuando no esté (testamentos, seguros de vida)
- Síntomas severos de depresión – sentimientos de desesperanza.
Cabe destacar que la no identificación de estas señales no significa que una persona no pueda llevar a cabo un intento de terminar con su vida, considerando que en algunos casos estos comportamientos se dan de manera impulsiva.
Ahora bien, algunos estudios realizados alrededor del tema sugieren que existen una serie de situaciones sociales, familiares y personales que disminuyen la probabilidad de aparición de estos pensamientos, intentos y/o conductas suicidas, que han sido denominadas factores protectores.
- Factores protectores individuales, familiares y sociales:
- Presencia de habilidades de comunicación.
- Presencia de habilidades para resolver los problemas de manera adaptativa.
- Búsqueda de consejo y ayuda cuando surgen dificultades.
- Autoestima - confianza en uno mismo.
- Actitudes y valores positivos, tales como el respeto, la solidaridad, justicia, amistad.
- Creencias religiosas.
- Apoyo familiar, caracterizado por una cohesión alta.
- Apoyo social de calidad y consistencia
El apoyo de la familia y los amigos, constituyen factores protectores muy valiosos para la prevención de la tentativa y el mismo acto de intentar terminar con la vida ya consumada.
La salud mental nos toca a todos y de ser necesario, no se debe olvidar el solicitar apoyo a través de las EPS.