La Secretaría de Salud de Armenia ha hecho estricto seguimiento epidemiológico a poblaciones en estado de confinamiento desde que llegó la pandemia por la COVID-19 al país. Esto, con el fin de prevenir los nefastos efectos que podría significar un brote de contagio del nuevo virus en personas que se encuentran privadas de la libertad.

El objetivo ha sido evitar que el virus llegue a las cárceles, donde la situación de confinamiento puede actuar como un vehículo de rápida y masiva propagación. Es por esto que se extremaron las inspecciones y los requerimientos en términos de salubridad y protocolos de bioseguridad al interior de estos establecimientos penales, al confirmarse el primer caso positivo para coronavirus, en la San Bernardo, el pasado 21 de junio. 

“Hasta el día de hoy podemos decir que no se presenta un brote en el establecimiento carcelario y, además, que el recluso está recuperado, por lo que se considera que la alerta ha terminado hasta el momento, en cuanto a este caso. Aun así, se continúan las medidas de vigilancia y se permanece con la toma de muestras con el objeto de evitar un brote en esta población”, expresó el jefe de esta cartera, Gabriel Urrego.

Medidas que se han tomado

El 23 de junio se tomaron 15 muestras a personas que tuvieron contacto estrecho con el interno contagiado. De igual manera, con el apoyo de la EPS, se gestionaron 8 pruebas, 3 a personas del equipo de salud y a 5 dragoneantes del INPEC, con el fin de determinar que no se hubiese expandido el brote de contagio.

La labor continuó y, el 1 de julio, se tomaron muestras a 28 internos mayores de 60 años y a quienes padecen enfermedades crónicas, para un total de 51  resultados que dieron negativo para coronavirus. 

El jefe de la cartera de salud ha reiterado que todo el equipo de su cartera seguirá atento con el seguimiento y control del mapa de riesgos que se pueda presentar en la ciudad, y subrayó que el cuidado, integridad y bienestar de toda la población es el interés permanente de la administración municipal.