La esperanza es esa cosa con plumas
que se posa sobre el alma
y canta la melodía muda
que no cesa – jamás.
*Emily Dickinson*
El pie equinovaro, o comúnmente llamado como “pie chapín”, es la deformidad congénita con la que nació Gabriel Aponte Ballester, el integrante más joven del albergue que se encuentra ubicado en el Centro de Ferias y Exposiciones - Cenexpo. Los agradecimientos se los lleva el doctor Jaime Fernando Cuenca Castro, ortopedista que, a través de la gestión realizada por la Secretaría de Salud de la Alcaldía de Armenia, le realiza el tratamiento médico al pequeño.
“Este tratamiento se le está realizando totalmente gratis gracias al Todo Poderoso que me tiene acá para poder servirle a los niños, y gracias a mis 33 años de experiencia. La Secretaría de Salud me contactó y lo que queremos es que Gabriel tenga una calidad de vida normal, porque si este tratamiento lo continuamos bien, vamos a tener muy buenos resultados”, expresó el especialista en ortopedia.
“Este tratamiento se le está realizando totalmente gratis gracias al Todo Poderoso que me tiene acá para poder servirle a los niños, y gracias a mis 33 años de experiencia. La Secretaría de Salud me contactó y lo que queremos es que Gabriel tenga una calidad de vida normal, porque si este tratamiento lo continuamos bien, vamos a tener muy buenos resultados”, expresó el especialista en ortopedia.
Una familia que escribe su historia con tinta de esperanza
El 4 de septiembre de 2018, Yeudy Gabriel Aponte y Roxibell Carolina Ballester, decidieron cargarse de esperanza y emprender un camino completamente incierto, pero con la mirada fija en la promesa de encontrar mejores oportunidades en su país hermano. Desde entonces, el trasegar de sus pasos los ha llevado a afrontar diferentes conflictos, pero con la certeza de que “las cosas van a resultar bien y que todo va a ir mejor”, afirmó ella con su hijo en brazos mientras lo amamantaba.
“Caminamos como hacen casi todos los venezolanos que se vienen para Colombia, por varios kilómetros, pero gracias a Dios siempre nos daban aventones. Fue un camino difícil, hasta que por fin llegamos a Cúcuta y, de ahí, duramos dos días y medio hasta llegar a Ubaté, Cundinamarca”, expresó Yeudy Aponte, levantando la mirada que estaba gacha por el peso de la nostalgia.
Una vez allí, la buena voluntad de varias personas fue el alimento y el abrigo de la pareja que había dejado todo en Venezuela, menos sus ganas de encontrar un destino más promisorio. “Nos dimos a conocer en el pueblo y la gente nos empezó a ayudar. Luego ya me llamaban para hacer trabajos”, comentó.
El 4 de septiembre de 2018, Yeudy Gabriel Aponte y Roxibell Carolina Ballester, decidieron cargarse de esperanza y emprender un camino completamente incierto, pero con la mirada fija en la promesa de encontrar mejores oportunidades en su país hermano. Desde entonces, el trasegar de sus pasos los ha llevado a afrontar diferentes conflictos, pero con la certeza de que “las cosas van a resultar bien y que todo va a ir mejor”, afirmó ella con su hijo en brazos mientras lo amamantaba.
“Caminamos como hacen casi todos los venezolanos que se vienen para Colombia, por varios kilómetros, pero gracias a Dios siempre nos daban aventones. Fue un camino difícil, hasta que por fin llegamos a Cúcuta y, de ahí, duramos dos días y medio hasta llegar a Ubaté, Cundinamarca”, expresó Yeudy Aponte, levantando la mirada que estaba gacha por el peso de la nostalgia.
Una vez allí, la buena voluntad de varias personas fue el alimento y el abrigo de la pareja que había dejado todo en Venezuela, menos sus ganas de encontrar un destino más promisorio. “Nos dimos a conocer en el pueblo y la gente nos empezó a ayudar. Luego ya me llamaban para hacer trabajos”, comentó.
La búsqueda continúo hasta llegar a la ‘Ciudad Milagro’
Más adelante, el 13 de abril del presente año, la pareja de inmigrantes venezolanos llegó a las puertas de la alcaldía con Gabriel en brazos, buscando un refugio y huyéndole a las calles desoladas por la pandemia.
Desde entonces, se encuentran bajo el amparo de las gestiones de la administración municipal y las buenas obras de empresas y ciudadanos en general que han creído y aportado al proyecto de humanidad que se forja en Cenexpo.
“A pesar de que hemos pasado trabajo, que hemos salido a pelear la calle y todo eso, gracias a Dios llegamos aquí, y aquí nos acogieron muchas personas buenas que nos han ayudado bastante”, dice el padre de familia.
Igualmente, Roxibell interrumpe para agradecer el apoyo que han recibido en el albergue y la “grandiosa oportunidad” que le están dando a su hijo con el procedimiento médico, porque “si no estuviéramos acá en Colombia y en este albergue, seguramente no hubiera sido posible”, concluye.
El método Ponseti
De acuerdo a lo comentado por el doctor Cuenca, el pie equinovaro es una anomalía congénita que ocurre con mayor frecuencia en los niños que en las niñas y, estadísticamente, se presentan dos casos por cada mil neonatos. “Hoy estamos haciendo este tratamiento de forma ambulatoria, por el famoso método del doctor Ponseti, este es un tratamiento mundial que revolucionó la historia del pie chapín”.
Si bien, inicialmente, este método fue muy discutido, se ha impuesto a nivel mundial como el tratamiento estándar para esta condición médica, por sus bajos costos y los escasos traumatismos que genera en el paciente.
“Es meramente tratamiento ortopédico, de poner yesitos en forma progresiva, organizando las pares óseas. Entonces podemos hacer esas cosas que hacíamos antes con intervención quirúrgica, solo con manipulación y yesitos y, escasamente, hay un procedimiento que es cortar un tendón (anatomía percutánea) y así continuar el manejo con unas férulas que son, inicialmente, permanentes y luego solo en las noches”, complementó el médico.
Hoy por hoy, Gabriel Aponte tiene una segunda oportunidad de empezar la vida y recorrerla con total normalidad. Esto, gracias a la esperanza y el esfuerzo de sus padres, las gestiones de la administración municipal, a través de la Secretaría de Salud, que se preocupa por el bienestar individual y colectivo de la ciudadanía; y las buenas obras del doctor Jaime Cuenca, para quien la vida adquiere mayor significado al ayudar a los demás.
Más adelante, el 13 de abril del presente año, la pareja de inmigrantes venezolanos llegó a las puertas de la alcaldía con Gabriel en brazos, buscando un refugio y huyéndole a las calles desoladas por la pandemia.
Desde entonces, se encuentran bajo el amparo de las gestiones de la administración municipal y las buenas obras de empresas y ciudadanos en general que han creído y aportado al proyecto de humanidad que se forja en Cenexpo.
“A pesar de que hemos pasado trabajo, que hemos salido a pelear la calle y todo eso, gracias a Dios llegamos aquí, y aquí nos acogieron muchas personas buenas que nos han ayudado bastante”, dice el padre de familia.
Igualmente, Roxibell interrumpe para agradecer el apoyo que han recibido en el albergue y la “grandiosa oportunidad” que le están dando a su hijo con el procedimiento médico, porque “si no estuviéramos acá en Colombia y en este albergue, seguramente no hubiera sido posible”, concluye.
El método Ponseti
De acuerdo a lo comentado por el doctor Cuenca, el pie equinovaro es una anomalía congénita que ocurre con mayor frecuencia en los niños que en las niñas y, estadísticamente, se presentan dos casos por cada mil neonatos. “Hoy estamos haciendo este tratamiento de forma ambulatoria, por el famoso método del doctor Ponseti, este es un tratamiento mundial que revolucionó la historia del pie chapín”.
Si bien, inicialmente, este método fue muy discutido, se ha impuesto a nivel mundial como el tratamiento estándar para esta condición médica, por sus bajos costos y los escasos traumatismos que genera en el paciente.
“Es meramente tratamiento ortopédico, de poner yesitos en forma progresiva, organizando las pares óseas. Entonces podemos hacer esas cosas que hacíamos antes con intervención quirúrgica, solo con manipulación y yesitos y, escasamente, hay un procedimiento que es cortar un tendón (anatomía percutánea) y así continuar el manejo con unas férulas que son, inicialmente, permanentes y luego solo en las noches”, complementó el médico.
Hoy por hoy, Gabriel Aponte tiene una segunda oportunidad de empezar la vida y recorrerla con total normalidad. Esto, gracias a la esperanza y el esfuerzo de sus padres, las gestiones de la administración municipal, a través de la Secretaría de Salud, que se preocupa por el bienestar individual y colectivo de la ciudadanía; y las buenas obras del doctor Jaime Cuenca, para quien la vida adquiere mayor significado al ayudar a los demás.